La diabetes es una enfermedad persistente que influye en cómo nuestro organismo procesa el azúcar (glucosa) en el torrente sanguíneo. En individuos sanos, el organismo controla la glucosa gracias a una hormona conocida como insulina, la cual es generada en el páncreas. Dicha insulina funciona como una clave que permite la entrada del azúcar en las células, donde se utiliza como fuente de energía. No obstante, en el caso de las personas con diabetes, su organismo no genera suficiente insulina o no puede hacer uso de ella de forma adecuada. Esto provoca que el azúcar no logre entrar en las células de manera efectiva, acumulándose en el torrente sanguíneo. Esta acumulación puede resultar en niveles altos de glucosa, denominados hiperglucemia. Si no se gestiona, la diabetes puede provocar una serie de complicaciones de salud a largo plazo, afectando órganos como el corazón, los ojos, los riñones y los nervios.
Factores de riesgo de la diabetes:
1. Obesidad: El exceso de peso, especialmente la acumulación de grasa abdominal es uno de los principales factores de riesgo para desarrollar diabetes tipo 2. La obesidad afecta la capacidad del cuerpo para utilizar la insulina de manera eficiente.
2. Inactividad física: La falta de ejercicio contribuye significativamente a la resistencia a la insulina, lo que aumenta el riesgo de diabetes.
3. Dieta poco saludable: Dietas ricas en calorías, grasas saturadas, azúcares refinados y carbohidratos procesados están estrechamente relacionadas con el desarrollo de la diabetes tipo 2.
4. Genética y antecedentes familiares: Tener antecedentes familiares de diabetes aumenta el riesgo, lo que sugiere que factores genéticos juegan un papel importante en la predisposición a la enfermedad.

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